Colombia se enfrenta a una crisis humanitaria cada vez más grave. El país acoge a la quinta población más grande de desplazados internos del mundo, con casi 7 millones de personas desplazadas internas que siguen necesitando asistencia y acceso a medidas de reparación. Otros 2,8 millones de personas procedentes de Venezuela necesitan protección internacional. A medida que el conflicto se intensifica y la financiación disminuye, el sufrimiento se extiende más allá de quienes se ven obligados a huir, ya que las comunidades de acogida también se ven desbordadas y carecen de recursos suficientes. Sin un apoyo urgente y mayor, millones de personas corren el riesgo de quedarse sin acceso a mecanismos de protección, servicios básicos y la oportunidad de reconstruir sus vidas. En medio de unas necesidades crecientes, una reducción drástica del apoyo pone en peligro años de progreso en la protección de las poblaciones desplazadas por la fuerza y el avance de soluciones a largo plazo.